El pasado fin de semana Beyoncé hizo su gran regreso a los escenarios por primera vez en cinco años en la inauguración solo para invitados de un nuevo y lujoso hotel de la cadena Atlantis en Dubái. Se rumora que cobró 280.000 dólares por cada minuto de su actuación dando un total de $20 millones, una oferta difícil de resistir que, sin embargo, muchos de sus fans creen que debería haber rechazado.
Los Emiratos Árabes Unidos tienen leyes estrictas contra la homosexualidad y el colectivo LGBTQI+ no ha visto con buenos ojos que la artista haya elegido precisamente Dubái para ofrecer un concierto tan esperado. El padre de Beyoncé, que controló durante años su carrera y también estaba invitado al evento, cree que tomó la decisión correcta porque consiguió repetir una vez más lo que mejor sabe hacer y que lleva intentando lograr a lo largo de toda su carrera: unir a un público muy diverso a través de la música, acercando a la gente incluso en el extranjero y ofreciendo una noche inolvidable.
Mathew Knowles también ha recalcado que su famosa hija "siempre ha defendido la inclusión" y "nunca haría algo para herir deliberadamente a alguien". En su opinión, Beyoncé mostró respeto a su público y eso es lo que recibió a cambio.