Un crucero frente a la costa de la imponente Ciudad de Panamá representaba el inicio del sueño de 16 chefs que anhelan convertirse en el próximo Top Chef de Panamá. 2e404g
Como todo en Top Chef, la llegada al barco no era una casualidad; además de los 25 mil dólares y el codiciado título de Top Chef, una pasantía en esta línea de cruceros se une a este jugoso conjunto de premios que ofrece esta segunda temporada.
Sin embargo, el balde el agua vendría de inmediato, cuando el chef Charlie anunciaba que en este primer programa, serían cuatro los chefs que no entrarían a la competencia.
En la cocina de Top Chef, la presencia de María De Los Ángeles tomó por sorpresa a los chefs, pero el verdadero susto vendría cuando Pedro y Charlie empiezan a picar participantes y formar dos grupos.
El primer grupo conformado por Carlos Lucas - "el pirata"-, Gabriel - "el gastrosexual -, Jorge - alias "Winnie The Punk"-, Paola, Manuel - "el monstruo" -, Lucy, Raúl y Luis, debía cocinar un plato afroantillano. En esta primera ronda, obtuvieron su maletín de cuchillos - su entrada oficialmente en competencia - Carlos Lucas, Paola, Manuel y Luis. Los cuatro restantes pasarían a una última oportunidad en el Reto de Eliminación.
El segundo grupo debía cocinar un plato de la cocina tradicional panameña. Los novios Aranxa y Ricky, Armando, Sergio - mejor conocido como "Bollo", Ana, José, la chorrerana Jovana y el más respetado, el bocatoreño, Joseph, competían entre sí por una plaza directa que los mantuviera dentro de Top Chef. Bollo, Ana, Aranxa y Ricky pasaron a la segunda oportunidad.
En la última prueba, cada chef debía preparar un postre tradicional panameño. La chef Cuquita fue la chef invitada y encargada de formar parte de la decisión de qué participantes debían permanecer y quiénes debían abandonar la competencia.
Los novios, la sita Lucy y Gabriel no obtuvieron los maletines de cuchillos, quedando fuera de Top Chef...
¿Cuánto les durará la felicidad a Sergio, a Jorge, a Ana y a Raúl? Un segundo programa espera a los chefs para dejarles clara una lección: el talento no lo es todo.
FUENTE: Paola Brugiatti