El humo que emana del cráter de nieve perpetua les recuerda la amenaza de erupción latente. Pero la mayoría de los campesinos a los pies del volcán Nevado del Ruiz, en Colombia, permanecen anclados a sus cultivos y animales pese al llamado urgente de evacuar la zona.
"Uno qué va a dejar las cosas botadas, los cultivos, los animales y cuando vuelva ya no hay nada", explica a la AFP con sombrero de paja y poncho variopinto amarrado al cuello.
El presidente Gustavo Petro pidió acelerar la evacuación de unas 7.500 personas que viven en las zonas más cercanas al Ruiz.
La amenaza palpita desde finales de marzo, cuando el promedio diario de sismos dentro del volcán pasó de 50 a 12.000.
A partir de entonces, las autoridades aumentaron la alerta de riesgo de erupción de amarilla a naranja y ordenaron evacuar las zonas aledañas al Ruiz, donde unas 57.000 personas están en peligro.
"Los campesinos tienen vacas, caballos, bovinos, caprinos y aves de corral, y eso de alguna manera les impide moverse y hacer la evacuación preventiva (…) por el temor a que se los roben", reconoció el consejero presidencial, Luis Fernando Velasco.
Pero ante las negativas de la mayoría de los lugareños para acatar la orden, el gobierno nacional adoptó "medidas excepcionales para mover cerca de 80.000 animales (…) desde las zonas de alerta", según un boletín.
El volcán Nevado del Ruiz hizo erupción en 1985 1t6t4o
El fantasma de la erupción del Ruiz en 1985 todavía ronda. En cuestión de horas una población entera fue arrasada por la avalancha que siguió, y 25.000 personas fallecieron bajo el lodo en el peor desastre natural en la historia del país.
Luis Londoño todavía recuerda ese 13 de noviembre "miedosísimo". En la noche un río cercano "rugía" y la gente corría por todas partes "llorando y gritando que eso era el fin del mundo".
El Ruiz dio la vuelta al mundo con la imagen de Omaira Sánchez, una niña de 13 años que tras la avalancha que sepultó la ciudad de Armero quedó con el lodo al cuello y las piernas atrapadas en los escombros de su casa.
César Ortegón se salvó en 1985 y no va a tentar la suerte dos veces.
"Eso fue haber vuelto a nacer", recuerda el lugareño que hoy vive del turismo alrededor de las aguas termales que emanan del nevado.
Y aunque sabe que "todos no se van a ir", él sí, anuncia antes cerrar con llave la puerta de su lugar de trabajo y salir en su camión.
FUENTE: AFP