Puede que Gwyneth Paltrow y Chris Martin inventaran el término 'separación consciente', pero Antonio Banderas y Melanie Griffith se han convertido en el mejor ejemplo que se puede encontrar en Hollywood de cómo manejar un divorcio mediático sin que se convierta en un circo o en un cruce de reproches.
A día de hoy los dos actores siguen hablando a menudo por teléfono, intercambiando comentarios en las redes sociales y él visita a su ex siempre que se encuentra en Los Ángeles. En palabras del español, lo que sucede es que ambos se resisten a enterrar veinte años de matrimonio como si no hubieran existido.
"La vida que viví con Melanie fue preciosa. Fueron veinte años maravillosos en que pusimos lo mejor de nosotros mismos y vivimos momentos maravillosos que no olvidaré", ha insistido ahora en una entrevista al programa 'El Brreak de las 7'.
En realidad, el secreto de la cordialidad que reina entre ellos es muy sencillo: la clave, en base a su experiencia, es dejar los egos a un lado y no empeñarse en buscar culpables.
"Somos seres humanos, cometemos errores y esa es la condición humana", ha añadido. "Hay un momento en que las cosas se terminan y hay que aceptarlo".
En su caso, su absoluta prioridad es la hija que tienen en común, Stella, y la familia que formaron juntos, que incluye a los hijos que Melanie tiene con sus otros dos exmaridos: Dakota Johnson y Alexander Bauer.
"Nuestros hijos, todos ellos, nos agradecen a los dos que eso se haya podido hacer de manera civilizada", ha concluido.
FUENTE: SHOWBIZ