La Navidad, sin duda, es una época muy hermosa, es el nacimiento del Niño Jesús, nuestro Señor; y por ende, una oportunidad para reencontrarnos, perdonar, amar y cultivar la unión familiar. 2b306x
Mi bebé ya tiene dos años y se puede decir que esta Navidad es la primera que ha vivido realmente, sobre todo porque ya entiende muchas cosas y hasta nos dijo qué regalo quería.
Esa es la primera aventura y una gran odisea, comprar los regalos es algo sencillo pero esconderlos es una gran travesía. Así es, como mi Kiannah está pequeña aún, eso de colocar los regalos debajo del arbolito y esperar al 25 para abrirlos no funciona; si lo hubiera hecho, no hubiesen estado allí ni cinco segundos. Así que nos tocó esconderlos.
La verdadera esencia de la Navidad no son los regalos, sin embargo; la ilusión y la alegría que les da a los niños al abrir un presente, no tiene precio, verlos así tan felices, nos llena el corazón de satisfacción; y eso nos pasó con Kiannah este año, estaba tan emocionada que me dieron hasta ganas de llorar y le doy gracias a Dios por permitirnos, a mi esposo y a mi, hacerla feliz.
La cena de Navidad, otra aventura
Como todos los años, mi esposo se encarga de preparar el jamón pero este año en particular, nos pasó algo que ocasionó que cenáramos súper tarde y es que se nos fue el gas a mitad de la cocción del jamón y cuando me disponía a hacer el arroz con guandú. ¿Qué tal? Bueno, como dice el dicho, a lo echo pecho, así que nada ganábamos con estresarnos y nos fuimos a la tienda que tenemos en la barriada que vivimos y para nuestra sorpresa, nos dicen que no hay gas en la zona, así que decidimos ir de tienda en tienda.
Lo cierto es que nos fuimos alejando cada vez más y cuando llegamos a otra de las tiendas, el chinito le explica a mi esposo dónde podría conseguir pero le advierte, "Si no consigues allí, no hay en ningún lado".
La recomendación fue excelente porq sí conseguimos y bueno, al llegar a casa me dediqué a hacer lo que faltaba para no cenar tan tarde y ver si Kiannah aguantaba hasta las 12 para abrir los regalos.
En estos casos es difícil como quien dice seguir el patrón, ya mi bebé comenzó a tener sueño, así que sacamos sus regalos del escondite y disfrutamos al máximo de su reacción al verlos y lo mejor de todo, fue cuando el reloj marcó las 12, corrí al nacimiento a quitarle la cobijita al Niño Jesús y le expliqué a Kiannah que había nacido, entonces ella le tiró un besito y repetía su nombre, lo que me llenó de mucha alegría.
Luego salimos y mi bebé pudo ver los colores en el cielo, cada vez que explotaban los fuegos artificiales, eso le fascinó. Como mamá soy feliz sólo con la sonrisa de mi hija, su felicidad es la mía y creo que muchas se sentirán identificadas con esto; los regalos no son la esencia de la Navidad, pero sí las sonrisas, la fe, el nacimiento del Niño Jesús, el amor y el respeto, los cuales deben reinar siempre en todos los hogares de Panamá y el mundo. ¡Que Dios me los bendiga!